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La tecnología en busca de mejorar el envejecimiento activo

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El 48% de los españoles mayores de 60 años se considera una persona activa, a pesar de que al 72% les gustaría serlo todavía más. Estos datos están incluidos en el “Estudio sobre el envejecimiento activo”, impulsado por CaixaBank para conocer la opinión de las personas mayores sobre la situación actual del envejecimiento activo en España y contribuir a concienciar a la sociedad sobre su importancia.

Además, uno de cada tres afirma que la condición de “activo” no depende de una edad concreta, mientras que más del 90% piensa que el hecho de que las personas mayores se sientan activas influye mucho en una mejor salud física y mental, a la vez que aumenta la longevidad.

Esta calidad de vida que se manifiesta en aquellas personas mayores que desean mantener un alto envejecimiento activo se define también, además de por variables como el socioeconómico, la salud o el nivel de cuidados recibidos, por la inquietud de esas mismas personas por envejecer en casa, permanecer en su entorno más conocido.

No es casualidad que diversos estudios hayan afirmado también que el envejecimiento en casa es uno de los conceptos más saludables para el 80% de las personas mayores en España porque evita el desarraigo de su entorno habitual, ofrece más intimidad y libertad y garantiza también un mayor equilibrio mental y emocional que implica, a su vez, un mejor estado de salud.

Esto quiere decir que la forma de entender la fase del envejecimiento ha ido evolucionando hacia mejores condiciones, ya que ahora a los mayores en esa horquilla de edad les gusta además de mantener la autonomía, el bienestar y su salud, hacerlo de forma independiente, sin perder autonomía y sintiéndose protegido y seguro en todo momento, tanto él como su propia familia.

En este sentido, el censo de población y viviendas del Instituto Nacional de Estadística (INE) está indicando un fuerte aumento en los hogares unifamiliares. Este es el dato de personas que viven solas.

Y en ese incremento es especialmente llamativo el repunte que se registra entre los mayores de 65 años: la cifra, a 1 de enero de 2021, superaba los 2 millones de hogares, lo que se traduce un incremento del 22% respecto al anterior censo. Y dentro de estas cifras destacan especialmente las mujeres, ya que en la mayoría de esos hogares (70´8%) reside una mujer.

Se trata, en términos absolutos, de 1,47 millones de hogares unifamiliares en los que reside una persona de sexo femenino mayor de 65 años. Hace 10 años la cifra era de 1,27 millones, esto es, que la última década han aumentado en 200.000 las mujeres mayores de 65 años que viven solas. Los hombres de esa misma franja de edad que viven solos también repuntan de manera significativa, aunque siempre en cifras más bajas: son algo más de 600.000 personas.

Estos números reflejan una lógica evolución en esta tendencia que nunca podría haberse dado sin la presencia y el uso que la tecnología ha aportado a estas personas mayores, familiares y cuidadores. La teleasistencia avanzada está permitiendo que la tecnología aporte un cuidado integral sin concesiones a las personas mayores, con actualizaciones continuas que van a mejoran su calidad vida en el futuro y que desembocan en plataformas, como la desarrollada por nuestra compañía, Care@Home, que incluye sensores colocados en diferentes espacios estratégicos de la casa (cama, puerta, ventana, frigorífico…) y que, gracias a la Inteligencia Artificial, aprenden durante un corto espacio de tiempo de los hábitos del residente y les permite lanzar alertas a familiares y cuidadores en centros de monitorización ante la detección de cualquier anomalía en sus rutinas diarias.

También hablamos de plataformas de monitorización remota como VitalOn, cuyos dispositivos de telemedicina ofrecen actualizaciones en tiempo real a cuidadores o personal médico a distancia y los surten de información para que ese cuidado y ese bienestar de las personas mayores sea más eficiente.

La activación física o el mantenimiento de las relaciones sociales con familiares y amigos, por ejemplo, aportan grandes beneficios en la salud de las personas y, en este sentido, la posibilidad de monitorizar esos estímulos y parámetros de una forma remota por profesionales se convierte en una gran fuente de tranquilidad y seguridad.

En definitiva, deberíamos de concretar que la tecnología se ha convertido en palanca para brindar mejoras a un nicho de población que quiere envejecer de forma activa e independiente, disfrutando ellos y, por consiguiente, sus familiares de una mejor calidad de vida.

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