La soledad no deseada es ya un problema global enquistado en nuestra sociedad. Si bien es cierto que afecta a todos los estratos sociales, numerosos estudios indican que la edad es un factor muy relevante y que tiene una incidencia superior en personas mayores.
La lucha contra el aislamiento social y la soledad, un grave riesgo de salud pública, se ha convertido en un reto para las administraciones de los países de todo el mundo que buscan sensibilizar y hacer público un problema generalizado al que no se le está dando la importancia que requiere y que afecta a un gran porcentaje de la población.
Algunos países, conscientes de ello, han convertido la soledad no deseada en un asunto de estado y han creado sus propios departamentos en sus gobiernos. Reino Unido, tras recibir la alerta de la OMS de que era el país europeo donde más personas mayores se sentían solas, creó en 2018 el Ministerio de la Soledad.
Por otra parte, se considera que aproximadamente una cuarta parte de los estadounidenses de 65 años o más que viven en comunidades están socialmente aislados, y una proporción significativa de los adultos en los Estados Unidos informan que se sienten solos.
Por lo tanto, la soledad no deseada es un problema social y sanitario que afecta cada vez a más personas mayores en todo el mundo. Supone una fuente de sufrimiento, limita el derecho de participación en la sociedad y tiene consecuencias negativas en múltiples aspectos de la vida, generando costes sociales. Por poner un ejemplo, en España, el coste anual de la soledad no deseada es de 14.141 millones de euros, un 1,17 % del porcentaje del PIB anual.
El problema de la soledad no deseada es muy complejo, sin soluciones fáciles. Sin embargo, una cosa está clara: la conexión es clave. Ya sea a través de interacciones en persona, llamadas telefónicas o videollamadas, mantenerse conectado con los demás es esencial para mejorar el bienestar físico y mental que puede paliar sus efectos negativos. Es decir, un análisis de los últimos estudios y estadísticas que contribuyen a este problema nos hacen entender que se debe avanzar hacia una sociedad más solidaria donde se priorice la conexión para encontrar formas de combatir la soledad no deseada.
En este contexto, la tecnología, través del desarrollo de nuevas soluciones muy intuitivas, está facilitando la conexión de las personas mayores en riesgo de soledad no deseada para recuperar su relación social anterior y mantener un contacto permanente con sus familiares. Hablamos de la monitorización remota.
Las características y los beneficios de los actuales sistemas de monitorización de actividad avanzada, que contienen una variedad de sensores de movimiento y seguridad para monitorizar las rutinas diarias de las personas mayores, son un instrumento muy eficaz en la detección y protección de casos de soledad no deseada.
Una de las consecuencias más alarmantes de la soledad, por lo cual hay que tener peculiar cuidado, es el desarrollo de la demencia o la pérdida de la memoria y, en algunos de estos casos, la posibilidad de que los propios familiares puedan mejorar en calidad y cantidad la interacción social con sus mayores de una forma más agradable y cercana interesándose, a través de esta monitorización de actividad, por cómo han pasado el día o que, por ejemplo, cuidadores conozcan en todo momento que la persona mayor sigue con sus hábitos y rutinas diarios sin desviación alguna gracias a unos sensores que con la ayuda de Inteligencia Artificial los monitoriza o la propia existencia de sensores que puedan detectar una posible caída convierten estas plataformas de monitorización remota en instrumentos muy eficaces.
La tecnología sigue dando pasos para para reducir los problemas desencadenados por la situación de soledad no deseada en las personas mayores y avances como la denominada Intelligent Voice Activation, tecnología patentada por Essence SmartCare, con una escucha activa durante las 24 horas del día y que permite a los usuarios en sus casas lanzar alertas y hablar o escuchar a sus cuidadores desde cualquier habitación, son instrumentos que las administraciones están instalando en domicilios para luchar contra la soledad y el aislamiento social. Sin duda alguna, es uno de los caminos a seguir.